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Cagarse en los derechos de los demás debería ser delito
Por Joan Antoni Guerrero Vall

Montaje a partir de una foto publicada en Penúltimos Días con la cabecera de la manifestación procastrista en Barcelona.


Ayer fue una jornada agradable de apoyo a los demócratas cubanos. A la vez fue una jornada triste porque tuvimos que comprobar que la intransigencia habita en nuestras calles, y en Catalunya, además, tiene el apoyo y la protección de un gobierno elegido democráticamente. El Passeig de Gràcia de Barcelona fue escenario de la confrontación entre los exiliados cubanos y una turba prodictadura castrista enviada por la (imaginamos) ONG Denfensem Cuba (y a estas alutras me pregunto yo, ¿de qué?)

En más de una docena de ciudades de todo el mundo se celebró un Maratón Internacional por los Derechos Humanos en Cuba, que se vivió con absoluta tranquilidad en países de ultramar. En España, en cambio, la normalidad se convirtió en tensa anormalidad consentida. El caso de Barcelona fue el exponente de una triste situación a la que todavía están sometidos los cubanos que viven en el exterior de aquel infierno llamado Revolución cubana (que no es Cuba).

Cuba es Miami, en todo caso. Cuba es hoy por hoy un país ocupado, por la fuerza, por un partido político, el comunista, que no permite la disensión, ni tampoco la apertura hacia nuevos horizontes. Ocupado, al mismo tiempo, por los correligionarios de ese partido que viven en otros países y que salen a defender el sistema socialista cada vez que la situación lo requiere. En Catalunya, por ejemplo, ayer hicieron el papelazo el Partit Comunista del Poble de Catalunya y la Confederación General del Trabajo, a parte de -como advertíamos- esa especie de ONG llamada Defensem Cuba (¿de qué?, me permito añadir yo).

Protesta parecida tuvo lugar en Barcelona el 1 de febrero. Entonces ya los exiliados cubanos y sus simpatizantes tuvimos que soportar los insultos de la turba procastrista. Esa gente no sólo es feliz porque tiene un país ocupado, que instrumentaliza para sus absurdas batallas políticas o sus carencias afectivas, sino que además roba el espacio que unos ciudadanos tenían reservado (con permiso y todo) para ejercitar su libertad de opinión ante el consulado que se les debe (en teoría, porque en las dictaduras es el ciudadano que se debe al régimen). Esa gente son ladrones de patrias, como vimos ayer, ondeando una bandera que no es suya, e imponiendo (imperialísticamente) su pensamiento (si es que a caso debamos llamarlo así) a los legítimos habitantes de la isla, los cubanos de nacimiento y corazón.

El conseller del Interior de la Generalitat de Catalunya, Joan Saura, de ICV-EUiA, no permitió a los Mossos d'Esquadra desalojar a los promotores del castrismo. No lo permitió el 1 de febrero y tampoco lo permitió esta vez. El fascio-comunismo campó a sus anchas por el Passeig de Gràcia. Eso es lo que de momento podemos deducir de esta inacción, repetida. Saura y su gente tienen que irse a la calle, los demócratas de Catalunya no podemos permitir que ese señor siga meándose y cagándose en los derechos de nuestros amigos cubanos sin que haya consecuencias en las urnas. Saura y los fascio-comunistas tienen que desaparecer del gobierno catalán en las próximas elecciones al parlamento porque son muy perniciosos para la salud de nuestra democracia. Demasiado nos ha costado lograrla como para que ahora estos trogloditas pretendan imponer con mítines de repudio a la cubana su dogma político, un credo que ha matado a millones de personas en el mundo y sigue siendo el motivo de la infelicidad de unos cuantos millones más.

Si en Barcelona el espectáculo fue este, el caso de Madrid no deja de resultar bochornoso. En todo caso, se libraron de contramanifestación, pero fueron grabados por los funcionarios del consulado cubano que, al mismo tiempo, habían puesto altavoces en las ventanas con música de parranda para silenciar los lemas de la protesta. ¡Tremenda clase en la delegación diplomática cubana! Estos amigos de Zapatero, a los que tiende la mano del "diálogo" parecen de lo más dispuestos a escuchar razones y argumentos. Con ZP y Moratinos estamos apañados. Pero no voy a seguir más porque sería capaz de soltar barbaridades mucho mayores. Y es mejor que ponga el freno. De momento.

Quizás este post suene a radical, pero asistir a una de estas concentraciones saca lo más sincero de mí. Nada, que necesitaba soltarlo. Y lo hice.

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1 comentarios

  1. Angel Collado Ruíz  

    7 de diciembre de 2009, 15:53

    Es bochornosa la actitud estos grupos, que viven en libertad y bienestar, pero agradecemos a personas como usted su voluntad y serenidad. La libertad es como un arbol que hay que ir cultivando con mucho esmero. Desde México, mi afecto hacia usted y mi consideración, un saludo ,angel